Un número cada vez mayor de solicitudes de plantas de avellanas y nueces provienen de Italia y el extranjero. Gracias a acuerdos con la cadena de suministro, contratos con grandes industrias o iniciativas de empresas autónomas, es posible planificar la rentabilidad durante varios años.

En 2011 una espora arrastrada por el viento llamada tizón de avellana oriental (EFB) golpeó el huerto Agassiz de Peter Andrés. Al principio, cortó árboles infectados. En cuatro años, la enfermedad se había vuelto tan generalizada que quemó a los pocos sobrevivientes.

Una encuesta reciente de 25 expertos de la industria alimentaria, encargada por Northwest Hazelnut Company, encontró que el 87 por ciento tenía una opinión "positiva" de las avellanas, y el 40% dijo que estaban usando más avellanas en su producto que hace unos años.

Según un nuevo estudio, los ejecutivos de desarrollo de productos en la industria alimentaria reconocen ampliamente el potencial de las avellanas como un ingrediente de tendencia en los productos envasados, especialmente entre los Millennials.