Milton Elgueta, director de Innovación y Desarrollo Técnico de Fitological sobre el cuidado del suelo en los huertos: «Antes de cualquier proyecto productivo, uno tiene que conocer la estructura y el tipo de suelo»

El cuidado del suelo en los huertos es un factor sumamente crucial para el correcto desarrollo tanto de las avellanas como de las distintas especies de plantas y frutos que se cultivan en estos. La falta de atención a la superficie, puede generar un ambiente de estrés que influirá negativamente en la producción y una serie de otros elementos.

Así lo señala Milton Elgueta, director de Innovación y Desarrollo Tecnológico de Fitological, una importante empresa de biotecnología que produce y comercializa productos agrícolas de origen natural.

¿Cree que es necesario conocer bien el terreno del predio y las características del suelo antes de llevar a cabo un huerto?

Sí, es muy importante, porque antes de generar cualquier proyecto productivo, uno tiene que conocer primero la estructura y el tipo de suelo. Hay suelos que son más permeables, otros que son menos y hay cultivos que son más sensibles a problemas de napas hídricas altas o de drenes. Entonces, es súper relevante conocer aspectos asociados a la materia orgánica y a la fertilidad del suelo.

Cuando se desarrolla un proyecto productivo, no solamente hay que preocuparse de la planta, si no también del estado nutricional del suelo, para partir detectando la nutrición inicial del suelo y desarrollar una estrategia de manejo del mismo.

¿Qué medidas se deben tomar para llevar a cabo un correcto cuidado del suelo en los huertos?

Primero que todo, aplicar productos que sean amigables con el suelo, con la macro y micro flora de éste. Por ejemplo, el uso indiscriminado de ciertos productos sintéticos, ha hecho que la carga microbiana baje todos los años considerablemente, entendiendo que los microorganismos son los obreros, son los que interfieren en la nutrición del suelo.

Siempre la nutrición tiene que ver con la vida y la calidad del suelo, lo que está asociado a la población de microorganismos del mismo, que hacen que las cosas ocurran. Desde ese punto de vista, primero no hay que usar productos sintéticos que tengan etiqueta naranja o roja, sino que se deben hacer manejos asociados a generar mayor aporte de materia orgánica y a aumentar y mejorar la vida, además de usar ácidos fúlvicos y húmicos, consorcios microbianos que ayudan a repoblar.

A su vez, si uno se encuentra un suelo erosionado, hay posibilidades de mejorar o bio remediar eso y la forma de hacerlo, es aplicando de manera exógena dichos consorcios y sustratos al suelo, que lo mejoren y acondicionen.

¿Cómo pueden afectar a los cultivos la falta de cuidados?

Un suelo que está erosionado, que tiene un bajo porcentaje de materia orgánica, que es inerte, lo primero que va a generar es que va a influir drásticamente en el crecimiento radicular y todos los nutrientes que posee el suelo como banco de reservas, no se van a liberar, porque estos necesitan que el suelo tenga vida.

Por ejemplo, hay un concepto asociado a la capacidad de intercambio catiónico, que tiene que ver con cómo los nutrientes se van liberando, y para aumentar esa actividad, requieren de la presencia de microorganismos del suelo. Por lo tanto un suelo inerte va a afectar al vigor de la planta y al potencial productivo. Esta va a producir igual, pero lo hará en un ambiente de estrés, el cual va a generar que los calibres sean más pequeños y que ella tenga menor vigor. Además, va a rentabilizar menos el negocio.

¿Cree que es importante realizar un análisis del suelo?

Absolutamente, es muy importante. El análisis del suelo depende de dónde está, generalmente este solamente se preocupa de evaluar las características física o químicas del punto de vista de la estructura y del profesional, para estudiar todos los componentes que están presentes y que me permiten partir, pero además es fundamental conocer un análisis biológico del suelo, ya que de esta manera puedo entender si este suelo tiene o no una alta riqueza, dependiendo de los organismos y así poder sustituir las deficiencias con otros productos.

Por tanto, el análisis del suelo permite conocer el desde, que nos da el punto de partida para tomar la decisión de qué tengo que hacer y cómo diseño mi estrategia agronómica, según lo que tengo. De hecho, hoy en día muchos problemas de manejo están asociados a que no hicieron análisis y por ejemplo, muchas veces no es que el elemento nutricional no se encuentre en el suelo, sino que hay condiciones adversas que estresan a la planta y provocan que no sea capaz de metabolizar estos últimos.

Es bien importante realizar un análisis del suelo, pero lo más relevante es posteriormente llevar a cabo la interpretación de esos datos, porque un análisis es sólo datos, pero un dato más análisis se transforma en información. Entonces, lo más fundamental de un análisis del suelo, es la interpretación para tomar una decisión.

¿Qué condiciones óptimas debe tener un suelo para que las avellanas sean de buena calidad?

Bueno, principalmente un suelo permeable que tenga una proporción equilibrada de arcilla , un estrato que también sea permeable, para que las raíces puedan penetrar ese suelo y un contenido de materia orgánica ideal por sobre 5-7%. Un estrato muy compacto conllevará a que cuando tengamos una lluvia, las napas prácticas suban, los niveles de agua se van a mantener en el suelo y eso puede ocasionar problemas asociados a asfixias radiculares.

Lo más crucial al momento de tener un cultivo de avellanos, es fijarse en las estructura y fertilidad del suelo. Yo haría un análisis microbiológico, y con eso ya tengo la información necesaria para tomar las decisiones correctivas vinculadas a lo que me falta.

¿Cómo puede afectar la clasificación y la compactación de los suelos en los huertos?

La clasificación está relacionada a la condición de riego que tiene un suelo. La clasificación 4 es la óptima de todo, es un suelo que atacaría, uno plano y que permite poner un cultivo viable. El cultivo de los avellanos en general es bastante rústico. Hoy, las plantaciones de avellanos se hacen en las laderas del suelo, donde no están las condiciones ideales de plantación y así y todo es un cultivo bien noble, capaz de resistir un suelo que en definitiva presenta una mayor adversidad frente a otros.

Turquía produce igual en las laderas de los cerros, pero la productividad no supera los 2 mil kg por hectárea. En Chile, con un suelo bien tratado y un buen manejo, donde genero un sistema de labranza vertical antes de la plantación, aumento la porosidad del suelo y mejoro la permeabilidad de las raíces, por lo que puedo tener potenciales productivos en torno a los 4 mil – 4.5 mil hg por hectárea.

En ese sentido, es súper competitivo, porque en el orden mundial no somos el mayor productor de avellanos, estamos muy lejos de lo que tiene hoy día Turquía; casi 1 millón de hectáreas o lo que posee Italia, que cuenta con cerca de 100 mil a 120 mil hectáreas. Sin embargo, Chile, con sus 35 mil hectáreas, tiene un buen nivel productivo. Esto pasa porque tenemos suelos agrícolas, que son de clase 4 y ponemos avellanos.

Son suelos con mayor permeabilidad, un índice de fertilidad mayor y un contenido de materia orgánica. En el caso del sur, de un 12% que es de manera innata. Desde la novena región, los suelos son de origen volcánico, por lo tanto los niveles de materia orgánica son de mínimo 8% hacia arriba y eso provoca que los potenciales productivos aumenten.

¿Cómo cree que se debe preparar y fertilizar los suelos de Chile de manera correcta, considerando sus características específicas?

En el caso de la preparación, se requiere diseñar una buena estrategia asociada a las barandas del suelo, primero haciendo un buen manejo químico y de malezas antes de la plantación y un sistema de labranza de eje vertical, idealmente un arado. En la plantaciones de avellanos en Chile se generan camellones, los cuales hacen como una plataforma. Por ejemplo, en la zona central generalmente los suelos se caracterizan por tener mucha fila, que es muy buena, pero del punto de vista de la permeabilidad es muy mala.

Entonces, lo que se tiende a hacer son camellones, que mejoran su tacto y se les agrega materia orgánica. Por lo tanto, es muy importante trabajar en la estructura del suelo, sobre todo enfocándose en la labranza y el sustrato, que son los elementos que yo agrego para mejorar la estructura del suelo. Al mismo tiempo, es fundamental que se evalúe la fertilidad, así como también la disponibilidad, es decir, fósforo total y fósforo soluble para la planta.

Lo anterior, debido a que en el análisis del suelo, sólo se evalúa el porcentaje total del elemento nutricional. Se hace una lectura de cuánto hay del elemento pero no de la cantidad disponible que existe para la planta. Por ende, es muy importante trabajar y desarrollar un análisis del suelo asociado a la disponibilidad del elemento y a la suma de intercambio de gases, de aluminio, de pH, la conductividad eléctrica; que son elementos cruciales del suelo, ya que todos ellos interactúan, ya sea positiva o negativamente con las condiciones físicas y químicas de la superficie.

Por ello, es crucial también hacer una descripción lo más amplia y detallada posible sobre los factores asociados al pH del suelo y del agua, y si tengo uno alto o bajo, intervenirlo, trabajar en la conductividad eléctrica. Las plantas son súper susceptibles a la conductividad eléctrica. Entonces, se busca hacer un manejo transversal e integral, tratando de abordar la mayor cantidad de variables posibles.

¿Cuál es la diferencia que existe entre nuestros suelos con los de Turquía, que es el mayor productor de avellanos del mundo?

Lo que ocurre es que la avellana en Turquía es una planta casi endémica, sale en todos lados y crece de manera natural. Muchos de los proyectos de dicha nación provienen en gran medida de productores con pequeñas superficies, por lo tanto, generalmente son de 2 a 3 hectáreas.

Hay una conciencia asociada al manejo del suelo o los índices de fertilidad del suelo mucho menor, por eso son menos permeables y con menor contenido de materia orgánica. En ese sentido, Chile goza de suelos con alta fertilidad, sobre todo en la zona centro sur y sur, lo que determina un mayor potencial productivo. Nosotros tenemos una ventaja comparativa de clima y de suelo, nuestros suelos son mas fértiles.