Andrew de la Mare, productor, sobre su experiencia con el avellano europeo: «Ha sido muy bonito, porque lo ves crecer, ves cómo el frutal te agradece el cuidado que le das»

La familia de la Mare cultiva, entre otras cosas, avellano europeo en su campo Astillero Alto, ubicado en la Región del Maule. En 2011 comenzaron a producir este frutal, con muy buenos resultados, recibiendo un reconocimiento de Agroreyes por tener el huerto de mayor producción de avellanas en la temporada 2018 – 2019.

Andrew de la Mare se refirió a la trayectoria de la familia en el rubro; cómo comenzaron con este fruto y su experiencia. Además, comentó sobre sus proyecciones a futuro, destacando la creciente importancia del uso eficiente y cuidadoso del agua.

Cuéntenos un poco sobre su historia y trayectoria como productor

Nuestra plantación la formó mi padre, Robert, en el 2011. Empezó con muy buenas plantas y con asesoría técnica también, pero con la necesidad de postergar algunas inversiones, específicamente el riego, que concentra parte importante de la inversión inicial.

En vez de instalar el riego tecnificado regábamos por canales, que hace mucho más difícil la aplicación de fertilizantes y otros insumos, afectando nuestras primeras producciones en los años 3 y 4, que fueron cercanas a cero. Cuando pudimos finalmente instalar el riego tecnificado, inmediatamente mejoró la productividad y al año 5 saltamos a cerca de 3.000 kilos por hectárea, con un huerto aún joven. 

El gran aprendizaje fue entender que ya se ha desarrollado la forma correcta de cultivar el avellano de manera tecnificada. Son años de experiencia acumulada en el mundo que uno debe aprovechar. Si uno decide ignorar esa riqueza de conocimiento y experimentar, entonces lo hace a su propio riesgo. Agricultores e investigadores ya hicieron los experimentos para que uno los aproveche.

En lo personal, a diferencia de los cereales, como el trigo o la avena, uno genera una relación con la plantación. Cuando tienes maíz, trigo o avena, no tienes un vínculo con la planta, sólo con la cosecha. Pero cuando tienes un frutal, ves la misma planta todos los dias durante todo el año  lo que te permite ver cómo la planta responde al cuidado que le das y aprendes de ella, estableces una relación con la plantación y empiezas a conocerla. Es parecido a cómo uno conoce a los animales que tiene y se forma un nexo similar, de cuidado y de cariño, que yo no pensaba que era posible con una planta.

Es muy gratificante ver cómo el entendimiento que vas teniendo de tu plantación te permite detectar lo que le sucede. Más allá de la técnica y de la ciencia, uno va conociendo las plantas y al verlas, identificas cuándo algo no anda bien, ya sea por el colorido, el vigor, u otra cosa. Entonces, el estar presente y conocer la plantación, te permite hacerlo mejor. Y en la medida que uno la cuida, la planta te recompensa. 

¿Cómo comenzó su relación con el avellano europeo?

La zona del Maule donde estamos nosotros en la parte precordillerana, es difícil, con inviernos bastante fríos, un verano muy árido, y con escasez de agua desde hace una década. Además, la tierra puede ser muy arcillosa y densa, y entonces no es apta para cualquier cultivo. 

Nuestro recurso escaso es el agua, así que uno de los principales criterios de búsqueda de un cultivo para nosotros era el uso eficiente del agua, tanto en el requerimiento propio del cultivo, como en el modo de transporte y entrega. Cuando exploramos el avellano en 2011, hicimos todas las consultas y estudios y parecía ser una súper buena opción: era una planta resiliente a nuestro clima, que hacía un uso eficiente del agua, con una forma sistematizada y tecnificada de desarrollar y explotar la plantación. 

El segundo tema, que fue igualmente importante, era contar con un socio comprador, (en este caso Ferrero) con quien cultivar una relación de largo plazo (estás cultivando una planta que vivirá más de 25 años y que todos los años tienes que invertir en ella y cuidarla). Ferrero fue visionario en entender que el impulso del cultivo del avellano en Chile necesitaría de una relación comercial que se ajustara a los plazos de desarrollo de las plantaciones, ´que fuera transparente en la fijación de precios, y con una colaboración técnica que asegurara la calidad necesaria. Estas relaciones “win-win”, de largo plazo, permiten mitigar los riesgos agrícolas y que agricultores como nosotros pudieran financiar las inversiones.

Por último, la existencia de asesoría técnica independiente que permitía que uno aprovechara el conocimiento acumulado y las mejores prácticas. Nosotros nos asesoramos con Agroreyes, y su apoyo técnico ha sido fundamental en nuestro éxito siendo esencial para nuestra decisión en su momento.

Lo que pasó con los cerezos en los últimos años ilustra la importancia de una relación de largo plazo con el comprador; fue un súper buen negocio, muy rentable y de repente, por el solo arbitrio del cliente, muchos cerezeros perdieron una temporada.

Por eso, no hay que ver solamente el cultivo, sino que también el conjunto, cómo es el mercado, quién es el cliente y cómo es la relación que tienes con él.

¿Cómo ha sido su experiencia con este frutal desde que comenzaron hasta ahora?

La verdad ha sido muy bonito, porque lo ves crecer, ves cómo el frutal te agradece el cuidado que le das y te recompensa mucho cuando le entregas el cuidado que necesita. Es una planta resiliente, cosas inesperadas pasan con el clima, pero la planta resiste bien. El verano pasado, en enero nos granizó, las hojas se vieron un poco dañadas, muchas estaban llenas de agujeros, pero las plantas resistieron muy bien: no hubo pérdida de amentos ni de frutos. Si hubiéramos tenido un cultivo de cereales, probablemente habríamos perdido la cosecha.

También responde mucho. Es predecible en cuanto a cómo se va a comportar en determinadas situaciones. Eso significa que cuando algo sucede, puedes reaccionar rápido para volver a cuidar la planta, entonces si ves que hubo una lluvia muy fuerte o hace demasiado calor, ya sabes cómo va a reaccionar la planta y conoces qué tienes que hacer para ayudarla a sobrellevarlo. Si la alimentas, la cuidas de las plagas, le das el agua que quiere, la respuesta es muy rápida. Si por alguna razón no le das el cuidado que requiere, si no eres muy disciplinado e inmediatamente cuando la planta te dice que necesita algo, no se lo das, entonces se resiente. No se muere, pero se resiente y no te va a recompensar.

Hay que reaccionar rápidamente, no porque el cultivo se vaya a morir, sino porque más adelante la productividad va a ser menor. Por ejemplo, si tiene algún tipo de bacteria o infección y no la cuidas muy rápidamente, eso se propaga y la planta no se muere, sino que lentamente va decayendo en productividad y va infectando a lo que está a su alrededor. Pero si lo cuidas de inmediato, es muy resiliente y enseguida después se repone.

¿Cómo ha ido creciendo su producción de avellanas?

Ha ido creciendo muy en línea con lo que dice la literatura y la técnica. Para el marco de plantación que tenemos, cada año suele cumplirse o sobre cumplir el estándar. Salvo muy al comienzo, cuando teníamos estos problemas de no tener el riego tecnificado. Pero resuelto eso, la verdad es que nuestra plantación ha sido muy agradecida, en el sentido de que siempre hemos tenido la producción esperada o más.

Las excepciones que hemos tenido creo que han sido bien puntuales y en reacción a falencias que uno puede tener. A veces el mal de una temporada lo ves en la siguiente. Por ejemplo, el año pasado que hubo mucha escasez de agua, logramos llegar bien al término de la temporada y las plantas no sufrieron de estrés hídrico y tuvimos una buena cosecha. Pero como al final de la cosecha ya no había agua, no pudimos hacer la aplicación de fertilizantes de post cosecha en una parte de la plantación y esa parte, al año siguiente, tuvo una baja tremenda de productividad: del 100% pasó al 20%. 

Eso es simplemente porque terminó la cosecha muy bien, pero la planta al final de esta, necesita recuperar energía y esa parte de la plantación, para la que simplemente no nos dio el agua para cuidarla, estaba resentida. La planta después se veía estupenda, normal, pero no había fruta. Necesitó una temporada para reponerse a sí misma para la siguiente temporada, que es la de ahora, en que uno mira la planta y está llena de fruto. Se ha ido recuperando.

Salvo ese tipo de cosas muy puntuales, se ha comportado muy bien. Desde el inicio, hay una forma de hacer esto bien: hay una forma de regar, de podar, de fertilizar que funciona. Cuando uno se desvía de eso, hay consecuencias, la planta lo resiente y tu recompensa es menor.

¿Cómo se proyecta a futuro? ¿Espera seguir creciendo?

Estamos creciendo todo lo que podemos dadas las limitaciones del recurso escaso que es el agua y sabemos que cada año llueve menos, entonces tenemos que ser cuidadosos de tener suficiente agua, para que en los años que no sean tan lluviosos y que no se llenen tanto los embalses, tengamos suficiente agua para tener una cosecha. 

En el peor de los casos, en que no contemos con suficiente agua para que la planta pueda dar fruto, por lo menos poder mantener la planta y que sobreviva la temporada hasta el siguiente año. El cuidado que hay que tener hoy día, a mí me parece que guarda relación con el agua. Si tuviéramos más agua, plantaríamos mucho más. 

Por eso, nuestras ambiciones de crecimiento van más bien por buscar terrenos sin explotar que sean aptos.