Trampas para controlar las chinches que afectan a los avellanos en el Camp de Tarragona

Los investigadores del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) plantaron cultivos trampa en la finca experimental de Mas Bové, del Morell, y en otros cinco del Camp de Tarragona, para controlar las chinches que afectan a los campos de avellana.

Desde el año pasado, se han sembrado cerca de las plantaciones especies como el garbanzo, la esparceta o el sorgo. El objetivo es que estos cultivos trampa sean suficientemente atrayentes para que los insectos se queden allí para alimentarse o emparejarse, y no acudan a los avellanos.

«El año pasado encontramos especímenes en los cultivos trampa y es una muy buena señal que nos demuestra que los cultivos trampa podrían ser una solución para controlar las chinches», explicó Mercè Rovira, investigadora del programa Fructicultura del IRTA.

Los primeros resultados del estudio apuntan a que estas plantaciones pueden ser una «buena» estrategia para combatir esta plaga, ya que es difícil afrontarla por la falta de productos fitosanitarios permitidos y el movimiento de los insectos.

Palomena prasina y Nezara viridula, conocidas con el nombre de garza real o chinche verde, son dos de las chinches que afectan al grano de avellana. Son insectos que pican el fruto, provocando diversas afectaciones según los estadios de desarrollo del cultivo. Concretamente, provocan que las avellanas caigan de forma prematura, deformaciones y manchas blancas en el grano. Así pueden ocasionar pérdidas de hasta el 30% de la cosecha y también repercutir en la calidad de la avellana.

El estudio de la presencia de las chinches se realiza desde el mes de mayo hasta octubre, en el período que salen de la hibernación. Una vez por semana, se aspiran los cultivos trampa y se golpean las ramas de los avellanos -es lo que se conoce como –frappage- para saber cuántos individuos hay en cada sitio.

Fuente: La Vanguardia