El uso de cáscara de avellana europea como combustible para calefacción

Uno de los principales residuos agroindustriales que tienen aplicación como biocombustible sólido son los generados en la industria de los frutos secos, estos se encuentran localizados en las zonas cercanas a los centros de producción y transformación. En Europa, en las zonas donde se producen estos residuos es frecuente su utilización desde hace bastante tiempo, tanto para fines domésticos como para fines industriales.

En Chile, en general, esta industria no tiene por objetivo la reutilización de sus residuos, sin embargo existen empresas que se han dado cuenta del potencial de transformar sus residuos en subproductos, una de ellas es Agrichile, donde sus cultivos de avellana europea generan la cáscara como un producto secundario valioso desde el punto de vista energético.

El Centro de Sistemas de Ingeniería KIPUS de la Universidad de Talca realizó una investigación en conjunto con Agrichile sobre las características y potencial energético de este residuo para ser utilizado como combustible para calefacción.

Los componentes analizados fueron 100% cáscara de avellana europea y sus usos recomendados son especialmente como combustible para hornos particulares o industriales, también se incluye calderas, estufas y chimeneas.

Entre sus propiedades principales se encontró un gran poder calorífico y una combustión eficiente dada su baja humedad, homogeneidad y tamaño. Además, se consideró de fácil manipulación debido a su máxima limpieza y la poca ceniza que genera. El combustible de cáscara de avellana se caracterizó por ser un producto ecológico, ya que está elaborado a partir de residuos de la industria frutícola.

El panorama internacional

Desde el plano internacional, Italia es el país que más ha utilizado esta materia prima como biocombustible. En la región de Viterbo, cerca de Roma, en el centro de Italia, al menos 300 plantas de calefacción para uso doméstico están siendo alimentadas con cáscaras de avellana.

A partir de la experiencia del país italiano, en Turquía se está evaluando, a través de numerosos estudios, la posibilidad de destinar la cáscara de avellana para la producción de energía según el modelo desarrollado en Italia.

Por otro lado, en EEUU, en el Estado de Oregón, se desarrolló un proyecto para agricultores productores de avellanas, con el fin de reemplazar el gas propano en sus instalaciones agrícolas para secado de avellanas. En su lugar utilizan las propias cáscaras de avellana como combustible para calderas de biomasa.

El futuro para Chile

A partir de la importante cantidad de superficie destinada al cultivo de la avellana europea en Chile y de resultados obtenidos mediante investigaciones previas, es posible ver el potencial energético que tiene este producto secundario.

El aprovechamiento de los residuos de cáscara de avellanas en la generación de energía contribuye como una de las alternativas de solución de problemas actuales, ambientales y energéticos, tales como el uso de combustibles fósiles para la producción de energía y el uso de biomasa de mala calidad para la calefacción, siendo potencialmente fuente de empleo especialmente en zonas rurales que actualmente no poseen suministros de energía de buena calidad y en la industria dedicadas a la generación de energía en sus procesos al abaratar los costos energéticos de sus calderas empleo.

Fuente: Revista Energía