¿Cortar o no cortar la maleza?

Mantener un pasto crecido entre las hileras de avellanos puede traer una serie de beneficios tanto para el suelo como para las plantas

El «pastoreo del avellano» o dejar crecer maleza entre las hileras de éste, puede traer consigo consecuencias positivas, tales como mejorar las propiedades y el bienestar del suelo, controlar las malas hierbas y equilibrar la calidad de las plantas y sus frutos.

Según Vivai Nicola, especialista en avellanas, esta técnica ha adquirido bastante popularidad y éxito en el último tiempo, debido a que se trata de un método práctico, así como también ecológico.

El pastoreo consiste en lo contrario al procesamiento mecánico, el cual deja el suelo suelto y completamente desnudo. Lo anterior, genera que la superficie quede expuesta a todos los agentes atmosféricos, lo cual, a su vez, conlleva a una escasez de vida microbiana y sustancia orgánica.

Ante ello, la mejor solución es realizar un pastoreo, ya que la hierba de avellana cuenta con varios beneficios. Entre estos, destacan la mejora del acceso, el incremento y mantenimiento del contenido de materia orgánica del suelo, la conservación de la vida microbiana y de la estructura del suelo, la mejor penetración del agua, el aumento de la biodiversidad y una menor excursión térmica.

Sin embargo, este mismo césped también trae consigo ciertas desventajas, siendo la principal la necesidad de agua, sobre todo en zonas donde existe escasez hídrica o no hay riego.

Pese a lo anterior, existen soluciones alternativas a la cobertura de césped completa, como el uso de abono verde y el mantillo. También se puede optar por un tipo de césped espontáneo, que es aquel que crece de forma natural en la zona, el cual es el más adecuado para ese territorio o bien por un césped programado, que puede ser el ideal para resultados específicos.

Al mismo tiempo, para llevar a cabo esta práctica de la mejor manera posible, se recomienda usar mezclas variadas y ricas de esencias, con el fin de mantener la biodiversidad. Una buena combinación incluye trébol blanco, festucas, poa pratensis y el raigrás inglés.

La siembra se puede hacer por voleo, a mano o mecánicamente, dependiendo del tamaño del terreno. Se necesitan entre 40 y 50 kilogramos / hectárea de semillas, según la mezcla.

Fuente: Agronotizie.